Es invierno en Concepción. En un atardecer frío de semiconfinamiento, el poeta, cuentista y gestor cultural Andrés Espinosa Zuchel nos recibe una hora antes del lanzamiento vía streaming de su reciente libro “Homo Sapiens Amans” en La Esquina Rosada, hogar del centro penquista donde músicos, poetas y artistas se reunían a disfrutar de nutritivas veladas antes del cambio de realidad que todos estamos experimentando. Nos sentamos en un estar al aire libre en el patio de acceso y los sonidos de la calle nos envuelven.

Hola Andrés; poeta, artista marcial, tallerista… ¡multifacético personaje! Cuéntanos, ¿Quién es Andrés Espinosa Zuchel? ¿Cómo te agrada ser denominado o considerado?

– Interesante tu pregunta, porque creo que ninguna persona puede ser definida realmente en una palabra. Dentro de eso, la palabra poeta, como viene de “poiesis” -de crear- me queda bien, porque siempre estoy buscando qué crear a nivel de ideas y de una nueva forma de observarme a mí, de observar el entorno. Tiene que ver con crear nuevas perspectivas. Crear significa pararte desde un lugar diferente, entonces me gusta definirme como poeta por esta búsqueda permanente de crear distintos puntos de vista. En el fondo, está esta búsqueda permanente de ser un medio de comunicación, donde la información externa se condensa en mí mientras yo soy capaz de transmitirla a otros.

– Podría decirse entonces que se trata de una visión holística donde coexisten muchas influencias. Tu abuelo también era poeta. Háblanos de cómo él te influyó o acercó a la poesía.

– Bueno, mi abuelo es el doctor Juan Zuchel Matamala. Él fue elegido como hijo ilustre de Talcahuano y como vecino ilustre de Concepción. Fue considerado como un médico con una vocación social permanente durante toda su vida. Ante todo, creo que mi abuelo es eso, esa consciencia social que implica una perspectiva no individual. Fue quien me presentó la poesía. Hizo el prólogo de mi primer libro, “Efectos literarios”, y en ese prólogo dice que él fue mi maestro no por enseñarme algo, sino por mostrarme algo, como que las palabras no tienen que llegar al final del reglón de la hoja y que pueden ser escritas en un acto psicomágico poniéndolas donde se quiera. La palabras pueden significar otra cosa, lo que tú quieras, lo que tú seas capaz de unir con un concepto. Eso me dio mucha libertad, así como entender cómo un hombre de su edad está tan abierto a sentir. Me enseñó mucho de la crítica social con sentimiento. Yo, desde chico, lo acompañé a giras con poesía musicalizada. Cuando él sacaba un libro hacíamos todo un show con músicos y bailarinas para mostrar su trabajo. Ahora hago algo parecido con mi propio trabajo.

– Tengo entendido que haces talleres literarios, respecto a los cuales has dicho que, como actividad, pueden ser experimentados como una sanación. Cuéntanos sobre esto.

– Yo, siguiendo los pasos de mi abuelo, estudié medicina en la Universidad de Concepción por cuatro años, luego de los cuales me retiré por dos años. En este tiempo me dediqué a estudiar medicinas alternativas, formándome como terapeuta holístico. Luego retomé la medicina, pero con esta nueva visión con la idea de revalidarla, así confirmé el trasfondo emocional de todo lo que nos hace ser humanos. Cuando nos enfermamos es siempre porque hay un componente emocional que se deja de lado porque no validamos los sentimientos. En los talleres literarios he visto muchos procesos de sanación. Llevo cinco años dirigiendo talleres y he visto procesos como asumir una pérdida, tomar confianza en la voz interna, autoconomiento y también de soltar dolores arraigados que no tomamos en cuenta. Por ejemplo, un ejercicio puede ser algo como “hoy vamos a escribir para despedirnos de algo”. El leer después todas estas despedidas es el verdadero arte terapéutico.  

– ¿Cuáles son las búsquedas y placeres dentro de tu trabajo escritural? ¿Cómo logras conectar el lenguaje escrito con la espiritualidad que emana de tu trabajo?

– En este sentido sigo apelando a los ancestros. A mi abuela, ya fallecida, Marina Michelini. Ella me enseñó a relacionarme con los planos inmateriales. Así pasé de ser muy científico a vivenciar experiencias que no podía explicar desde la ciencia. Desde ahí nace una pregunta que no se contesta, sino que se recorre, pues la vida es misteriosa. Cuando yo pienso en una historia o en un poema siempre está comprometida mi espiritualidad. Siempre estoy tratando de poner preguntas en la palestra relacionadas con nuestra humanidad y con nuestro espíritu. He estado trabajando últimamente en un libro que habla sobre la muerte y los monstruos, ya que el miedo nos enseña a ver quiénes somos. El espiritismo y la naturaleza son una constante inspiración. Estoy viviendo en Coliumo y he visto una renovación de mis ideas para crear mensajes que nos inspiren, que nos inviten al cambio y a la acción desde una perspectiva de moderación como lo plantea el budismo.

«Homo Sapiens Amans», el último libro del poeta Andrés Espinosa Zuchel. Editorial Taller del Libro.

– Respecto a este lanzamiento literario que nos convoca, ¿Qué es «Homo Sapiens Amans”?

– “Homo Sapiens Amans” (Taller del Libro, 2021) es un poemario de amor. Cuando empezó la Pandemia yo tenía un libro casi terminado que se llama “Existencias espejo” y uno de sus capítulos era de amor. Me di cuenta que este libro era demasiado denso como para sacarlo durante la Pandemia, por lo que quise lanzar un libro que nos lleve a pensar en otras cosas. En este sentido el Amor es una inspiración permanente desde muy chico y que en este contexto puede contrarrestar los efectos de la soledad. Hablar del amor es recordar lo que somos como humanos. “Homo Sapiens Amans” es un nombre que se me vino estudiando a Humberto Maturana y que manifiesta que el hombre se diferencia de las otras especies tanto como por su inteligencia como por su capacidad de amar. El amor es un puente que nos conecta con los demás, especialmente en lo que estamos viviendo. La idea de este libro es generar un conjuro de reconexión humana.  

– Maravilloso. ¿Dónde encontramos tu libro?

– Actualmente me quedan pocos ejemplos, ya que me fue mejor de lo que imaginé. Sin embargo, dentro del año se vienen dos lanzamientos más. Pueden hablar con la editorial Taller del Libro (Concepción) o directamente conmigo a mi cuenta de Instagram @poetazuchel.

Texto y Fotografía: Constanza Aracena Lobos.

constanza@thepenquist.com

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