Durante 2023, nuestra revista forma parte, a través de su equipo editorial, del programa Young Leaders of the Americas Initiative (YLAY Fellowship 2023), que consiste en una serie de acciones que vinculan a diferentes emprendedores de toda América, incluído Canadá y el Caribe, reuniendo a un grupo de más de 200 jóvenes en Estados Unidos. Como parte de esta iniciativa, decidimos entrevistar a algunos de los participantes para conocer sus proyectos y motivaciones.
Nuestra primera invitada es Saddit Siuce Vilchez, con quien tomamos contacto desde Perú. Saddit se describe a sí misma como educadora y apasionada por el desarrollo personal. Si bien es licenciada en gestión empresarial, posee una especialización en liderazgo e inteligencia emocional. Su interés personal apunta al ‘coaching’ y al desarrollo emocional de las personas. La presente entrevista se lleva a cabo durante la mañana de un cálido día de verano, en modalidad videoconferencia.
– ¿Cómo se llama tu proyecto?
– Mi proyecto se llama Descubriendo Juntxs (en vez de la ‘o’ va una ‘x’ porque queremos que sea para todos, sin distinción de género o raza).
– ¿Alguna página web que podamos visitar?
– No tenemos página web, pero sí tenemos Instagram, Facebook y un canal de Youtube donde subimos los proyectos que hacemos.
– Por favor, explícame en tus palabras de qué trata este proyecto.
– Este proyecto nace por una experiencia personal. Yo pasé hace muchos años por depresión crónica y ansiedad, entonces cuando yo entro al mundo del autoconocimiento -por necesidad de entrar a terapia-, me doy cuenta que muchas de las herramientas que me iban enseñando (por ejemplo, temas de merecimiento, amor propio, etc.), mi contexto más cercano no las conocía. Todo lo que iba aprendiendo en terapia y en los libros, porque me obsesioné con mi proceso de sanación, me hizo descubrir mi pasión y mi gusto por el desarrollo personal. Y a mí me encanta compartir lo que aprendo. Entonces todo lo que yo aprendía lo compartía con mi contexto más cercano. Y me daba cuenta que muchas de estas herramientas, que son sencillas, mi contexto no las conocía. Y me pregunté: bueno, si así es mi contexto cercano, ¿cómo es el resto del país? ¿Qué pasa en otras familias? ¿Qué pasa en nuestro sistema educativo? Ahí me doy cuenta que temas de salud mental e inteligencia emocional todavía sigue siendo un pilar débil en el país. Además que tenemos uno de los ratios más altos de violencia de género en Latinoamérica. A raíz de esto, empieza a surgir en mí una preocupación social. Pienso, “bueno, yo ahora puedo pagar una terapia, pero ¿qué pasa con la gente que no puede hacerlo?”. Ahí comencé a especializarme en temas de coaching, inteligencia emocional, liderazgo, y una vez que termino el aprendizaje digo: “esto lo voy a compartir”. Y empiezo a lanzar mis propios programas de mentoring, desarrollo personal, retiros, la mayoría hechos en provincia porque lo que buscamos como organización es descentralizar y llegar a los lugares que más lo necesitan. Así es como nace Descubriendo Juntxs. Desde una experiencia personal, pero considerando además el panorama nacional y la necesidad que había en mi país y que sigue habiendo.
– ¿Hay un público específico con el que trabajen? Me refiero a niños, emprendedores, personas de escasos recursos, adultos mayores, etc.
– Nosotros estamos abiertos a trabajar con cualquier tipo de público, es más, nos adecuamos mucho a la necesidad del cliente porque nosotros entregamos estos servicios con un costo a organizaciones, a empresas. Pero parte del ‘fee’ (remuneraciones) que nos pagan va a dictar talleres gratuitos a zonas rurales. Ese es nuestro modelo de negocios. Cuando el cliente nos dice “necesito un servicio para mis trabajadores”, estamos hablando de un público adulto. Pero también hemos trabajado con colegios, con niños de primaria y secundaria, con comunidades rurales de mujeres artesanas, etc. Es decir, nuestro público es muy variable. Pero también tenemos un programa de coaching personalizado 1 to 1, ahí digamos que la mayoría en ratio de edad va entre 25 a 35 años, aproximadamente. Y de diferentes regiones. Si pudiera hablar de un cliente en específico, apuntaría a estas edades. Porque tienen un poquito más de conocimiento y autoconocimiento, y son personas que le dan mucho valor al crecimiento personal, a las habilidades blandas. Tenemos clientes, sin embargo, nosotros no queremos dejar de lado a nuestros beneficiarios que son comunidades rurales, comunidades de campesinas, colegios estatales al interior del país. Nosotros buscamos llegar a esas regiones con los recursos que vamos obteniendo de nuestro giro de negocios.
– Entiendo, entonces, que su modelo de negocios cubre la demanda de servicios por parte de clientes que pagan y -por otra parte-, beneficiarios que reciben los servicios de forma gratuita, por una inclinación altruista.
– Sí, exacto.
– ¿Cómo defines el concepto “coaching”?
– En el modelo que nosotros utilizamos tenemos tres pilares fundamentales; la fisiología, que es el movimiento, la corporalidad, trabajamos mucho con el movimiento, el baile, todo lo que involucra a nuestro cuerpo (nuestra voz, nuestra postura, cómo me muevo). A través de este aspecto se puede identificar fácilmente, por ejemplo, a una persona que tiene depresión, porque la voz será más baja, su postura será cabizbaja, ¿no? Usamos la fisiología como una herramienta para acceder al subconsciente de la persona. Porque conscientemente pueden entender “sí, este pensamiento o creencia me hace daño”. Pero, ¿cómo lo bajamos al sentir? Por ello trabajamos con la fisiología como un pilar fundamental. Luego tenemos el “enfoque”; dónde me enfoco y llevo mi energía. Y el tercer pilar viene a ser el lenguaje; ¿qué es lo que yo me digo a mí misma sobre mí? ¿qué palabras o adjetivos uso? ¿qué tipo de diálogos tengo conmigo misma? ¿Son de reproche constante o son más alentadores e inspiradores? Ahí jugamos mucho con la programación neurolingüística (PNL). Cada palabra que decimos hacia nosotros mismos tiene un poder. Por ejemplo, la diferencia entre ‘quisiera’ y ‘debería’. O ‘me conviene pensar de esta forma’ en vez de ‘debería pensar de esta forma’, que es un uso que me genera más ansiedad. Entonces, nuestro modelo no es una terapia cognitiva conductual que es el campo de la psicología y se basa mucho en un debate socrático; yo platico contigo, hago consciente una creencia irracional y vamos cambiándola poco a poco. Eso no. Nuestra metodología es muy lúdica e involucra el cuerpo, porque la idea es generar un aprendizaje a largo plazo y no solo una plática para hacerte entender que tienes una creencia limitante. Justo hace un mes, más o menos, trabajamos con una comunidad de artesanas al interior del Cusco, en la comunidad de Huilloc, y me dijeron “queremos que puedas traer temas de empoderamiento femenino”. Y fue un grupo como de 50 o 60 mujeres. Entonces, como coach tengo que adaptarme. Nuestra metodología no tiene que ver sólo con una explicación (ejemplo: “la autoestima es…”), porque la persona ha escuchado y entiende “ok, la autoestima es esto…”, pero no baja a la acción. Entonces, al tener este grupo de beneficiarias teníamos hacer un aprendizaje muy lúdico, donde ellas sientan que no es una charla, sino que estoy al lado de ellas, acompañándolas, haciendo los ejercicios con ellas, y no se trataba de una cátedra. Las personas que organizaron esto me ofrecieron un salón de clases súper oscuro, y para nosotros todo influye; la luz natural, el exterior, etc. Entonces le dijimos “no se preocupen, lo hacemos afuera, en el campo”. Entonces lo hicimos afuera. Creo que la satisfacción más grande, como coach, es la retroalimentación, el feedback que te dan al final; ellas se fueron súper contentas, diciendo “necesitamos más de esto porque a veces tenemos miedo a enfrentar nuestro contexto y a decir lo que pensamos”. En este caso, lo dicen en quechua. Ahí necesité apoyo, porque yo no hablo mucho quechua. Y sí necesitábamos un poco apoyo de traductora. Pero aún así no fue impedimento, porque todo fue lúdico; saltar, gritar, decretar. Y ensuciarnos en el campo los coaches también. No es algo de pararse ahí y decir “yo soy docente y sé mucho más que tú”, nosotros estamos ahí para acompañar. Porque en una sola frase podría decir que lo que hacemos en Descubriendo Juntxs es sacar el poder interior de las personas. Es lo que ya tienen dentro, sacarlo a flote y que vean que lo tienen. Eso es nuestra misión, nada más.
– Me gustaría agregar una última pregunta respecto al programa YLAI 2023, ¿cuáles son tus expectativas respecto a esta experiencia y cómo darás uso a ello en el desarrollo de tu proyecto?
– Creo que llevará mi organización al siguiente nivel. Es decir, poder compartir eventos, talleres, proyectos conjuntos con otras personas que conozca en la beca, de diferentes países. De hecho, ya estamos trabajando con algunos y todavía ni empezamos. Entonces es muy bueno porque el networking es muy poderoso. Hay gente que está haciendo cosas muy parecidas y se puede hacer intercambio de ideas. Mejorar ideas y hacer proyectos conjuntos. Entonces esa es mi mayor expectativa; conocimiento, aprendizaje y networking. Es lo que deseo de la beca.
– ¿Alguna ciudad en específico en que te gustaría trabajar en EE.UU?
– La verdad, yo soy todo terreno. Donde me manden, yo feliz. Me gustaría conocer Nueva York, de todas maneras, pero donde me manden yo voy a dar lo mejor. Porque siento que es la mejor forma de demostrar agradecimiento ante esta oportunidad.
Texto: Fabián Rodríguez.
Fotografía: Descubriendo Juntxs.
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