Hacia 2010, Toropaire se erguía como la cervecería artesanal más grande de Quillón y, por cierto, la primera de la Región del Biobío. Es por ello que la creación de la Región de Ñuble, que dividió Biobío y sus provincias en dos regiones independientes, constituyó además la pérdida política de la primera cervecería de nuestra región.
No obstante, las distancias no han cambiado. Salvo un cartel que nos avisa que vamos entrando a Ñuble, no hay marcas geográficas que permitan distinguir una división física que nos separe de Quillón y sus bondades. A una hora de Concepción, el también llamado ‘Valle del Sol’, nos recibe con una gran cantidad de productos agrícolas de primera categoría, sobre todo en la temporada estival.
La cervecería Toropaire se encuentra ubicada en la ruta N-78-0, kilómetro 1 (ruta que une Quillón y Nueva Aldea), a un costado de la ruta. Nos acercamos a la sala de ventas para solicitar una entrevista y nos recibe una amable vendedora que nos indica que llamará al dueño del local. Tras unos minutos aparece don Juan, fundador y dueño de la cervecería, vestido con ropa de trabajo. Nos indica que no puede abandonar la faena por mucho rato porque se encuentra en plena producción, no obstante, nos recibe para conversar unos minutos. Mientras realizamos la entrevista, varios clientes entran al local a comprar bebidas frías y cerveza.
– Soy Juan Huenumán, propietario de Cervecería Toropaire.
– Un gusto. Partamos por lo básico, ¿de dónde nace la idea de la cervecería? ¿Partió con usted solo o con más socios?
– La cervecería como marca partió el año 2006, como proyecto, y el 2007 partimos ya como empresa. Partimos dos socios, yo soy uno de los socios fundadores. Partimos con cuatro variedades y actualmente tenemos 13 variedades. Yo a partir de 2015 me hice cargo completamente de la cervecería y ahí nos trasladamos. Antes estábamos en Coyanco (localidad anterior a Quillón, desde Concepción). En este tiempo hemos desarrollado otros productos, que se suman a los ya creados.
– ¿Tuvieron alguna competencia en Quillón o Concepción cuando partieron?
– Ni aquí ni en la región, fuimos la primera cervecería de la Región del Biobío cuando partimos a comercializar en 2007, debido a que Quillón pertenecía a Biobío, a la provincia de Ñuble.
– Hoy en día hay una gran cantidad de cervecerías nuevas, “de autor”, provenientes de todas partes.
– Exactamente. Tuvimos la suerte de ser la primera.
– ¿La fábrica está aquí mismo en la sala de ventas?
– Está acá al lado, todo funciona en un mismo lugar. Nos trasladamos acá básicamente por la facilidad al acceso tanto de clientes como también de insumos. Los camiones, por ejemplo, era más difícil que llegaran a Coyanco. Aquí estamos al costado de la carretera y la verdad es que nos facilita harto la vida.
– Como cervecería, ¿ustedes desarrollaron una receta propia o importaron alguna?
– Es propia. Yo creo que todas las cervecerías nuevas y de autor tienen sus recetas propias, con alguna raíz probablemente proveniente de una receta extranjera que le da identidad, digamos. No es que sea una copia de otra. Toda cerveza artesanal tiene su propio estilo, tanto en proceso productivo como en equipos también. Hacen una diferencia en el producto.
– En este caso, en su cervecería ¿qué es lo que marca la diferencia?
– Básicamente, la calidad del producto. Intentamos mantener siempre la misma calidad. Para ello trabajamos con insumos de primera categoría; al agua se le hace un buen tratamiento y se mantienen estables los parámetros físico-químicos, a pesar que las producciones no son tan grandes como si fuera industrial, ahí hay una cierta fluctuación, pero son imperceptibles al cliente final. En eso nos caracterizamos. Además desarrollamos nuestros propios productos. Actualmente, tenemos cinco variedades tradicionales, seis sabores y dos variedades sin alcohol. Y cada variedad tiene su identidad propia, la gente que nos sigue la prueba y sabe qué cerveza está tomando.
– Hubo un boom, en un momento, de fiestas de la cerveza y actividades de ese tipo, donde se les vio con harta presencia. Imagino que con la pandemia esas actividades cesaron, ¿cómo proyectan ustedes el próximo verano, las próximas temporadas? ¿Habrá una vuelta a las actividades o se mantiene la venta presencial y delivery?
– Efectivamente, hubo un boom los últimos años y, de hecho, nosotros produjimos una fiesta en este mismo lugar durante varios años, donde se invitaba a varios cerveceros de la Región, principalmente. Con esto de la pandemia eso se redujo completamente a cero, un canal de ventas que era importante para nosotros, desapareció. Ya llevamos dos años o casi dos años en que no está ese canal de ventas. En el corto plazo, no creo que vaya a haber eventos de ese tipo. No lo veo viable. Hemos estado mirando otro tipo de eventos, por ejemplo, en Santiago la fiesta de la cerveza de Malloco que publicitó durante dos meses una fecha y finalmente se tuvo que suspender porque no tuvo la aprobación sanitaria, al parecer. Entonces yo creo que eso va a tomar harto tiempo en volver, no creo que sea en el corto plazo, ni en el verano. Hay que ir evaluando el tema sanitario, hay mucha inestabilidad ahí aún. Por otro lado, gracias al tema de las restricciones, económicamente no es viable. Eso hay que analizarlo muy bien porque debe ser un negocio. Es por ello que no creo que en el corto plazo vayamos a volver a estos eventos.
– ¿Ustedes han postulado a algún subsidio para contener la pérdida del canal de ventas en eventos masivos?
– Existen algunos instrumentos de fomento, digamos, en la región y en todas las regiones, pero el problema es que es súper limitado. Hemos postulado y nos hemos adjudicado algunos proyectos, por ejemplo, hace poco nos adjudicamos un proyecto de energías renovables, para inaugurar una planta de energía fotovoltaica de casi 10Kw de potencia, que nos reduce harto el consumo o gasto energético. Pero otro tipo de proyectos para apoyo de empresas no es tan fácil acceder. Si bien hay algunos instrumentos, por diferentes razones no hemos calificado. Finalmente, estamos todos de pie por nuestros propios esfuerzos. Por nuestro trabajo y nuestra constancia.
– Imaginaba que habría más incentivo a empresas que aportan identidad al territorio.
– Hay instrumentos, sí. Pero creo que están privilegiando más a empresas que lleven menos tiempo, emprendedores que están recién partiendo. Eso nos deja fuera, por el tiempo que llevamos trabajando.
– ¿Hay otra sala de ventas de Toropaire?
– De venta directa, solo esta sala. Tenemos clientes tanto en la Región del Biobío como Ñuble u otras regiones que venden nuestros productos como “distribuidores”. Pero en realidad es negocio de ellos.
– ¿Abrieron canales digitales de venta? ¿Página web?
– No tanto la página web, pero fortalecimos los delivery a las ciudades principales que son el Gran Concepción, Chillán, Los Ángeles. Estamos yendo una vez a la semana a cada ciudad, eso nos ha mantenido con harto movimiento. La gente se acostumbró a que le lleven su compra a su casa. Entonces, eso lo seguimos manteniendo, probablemente no con tanta publicidad porque ha aumentado la demanda de clientes mayoristas. Pero sí hay una gran cantidad de clientes que mantienen un volumen de consumo que nos permite seguir y crecer.
– ¿Le gustaría agregar algo más?
– Pues que durante toda la pandemia nunca paramos de producir, así es que los invitamos a que nos visiten acá en Quillón en forma directa, presencial, o nos contacten a través de nuestras redes sociales para llevarles el producto a su domicilio.
– ¿Hasta dónde llega el delivery?
– Los días miércoles se entrega en Chillán, jueves Los Ángeles (Cabrero, Laja, etc.), y los días viernes, Concepción.
Texto y Fotografía: Fabián Rodríguez
frodriguez@thepenquist.com