Esta entrevista se realizó de forma remota, entre Concepción y la ciudad de Chillán, donde vive el entrevistado, Luis Contreras, profesor de Castellano y Comunicación Social, magíster en didáctica de la lengua y, en sus palabras, poeta por convencimiento “ya que mucha gente ha insistido en que escribo, fíjense, o más o menos bien; he tenido algunos premios en eso, cultivo varios géneros, entre ellos el ensayo, la narrativa, la poesía, que es mi principal disciplina”. Conteras es también presidente de la filial Ñuble de la Sociedad de Escritores de Chile.

Esta es la primera colaboración con nuestro medio de Bianca Salazar, estudiante de tercer año de Periodismo en la Universidad de Concepción. Se realizó la tarde del viernes 6 de septiembre de 2024, en los fríos últimos días de invierno.

– Un gusto, don Luis. Por favor, preséntese. 

– Yo soy nacido en Santa Cruz, de Colchagua, el año 53. Por ahí he dirigido un largometraje sobre García Lorca, haciendo yo mismo el papel de García Lorca en el pasado; claro, murió a los 38 años, y yo ya tenía más de esa edad cuando representé su figura en el cine. Pero eso hace tiempo. He participado también en películas, donde representé el papel del poeta de Chillán, en una película de la cineasta franco chilena, que se llama Pamela Varela, “El Viaje de Ana”, inspirada también en la vida de una pintora que se casó con un poeta chileno que se fue a vivir a París y murió allí. En fin, eso es lo que hago aquí. Estoy como presidente de la filial Ñuble, de la Sociedad de Escritores de Chile, haciendo algunas actividades en función de aquella obligación que tenemos como directivos de eso. Escribiendo, viajando, hace poco estuve en Buenos Aires presentando algo de mi libro. He estado también en España, Francia, el año pasado. A fines del año pasado, el Ministerio de la Cultura, a través de la Seremi de Cultura, me otorgó un reconocimiento regional a mi creación literaria. 

– En su posición como presidente de la filial Ñuble de la Sociedad de Escritores de Chile, ¿cuál es su opinión respecto al surgimiento de la inteligencia artificial como herramienta de escritura y su impacto en el mundo creativo?

Respecto a la inteligencia artificial, yo creo que aquí hay que hacer todo un análisis de las cosas y de la evolución también que ha vivido la realidad humana, cultural, científica. En fin, yo no creo que en el caso de la literatura, que es desde ese punto desde el cual yo podía referir algo más o menos coherente, la literatura tal vez creo que no necesita para nada estas búsquedas porque el mundo gira y avanza hacia una especie de reducción, de jibarización, a una especie de economía extrema en el uso de las facultades que han distinguido a la raza humana entre ellas, la inteligencia. La inteligencia es una capacidad, en el caso de nuestro, se llama inteligencia; en el caso de los animales, se llama instinto, pero nosotros necesitamos de la inteligencia para construir historias. Somos seres históricos porque la inteligencia nos permite hacer mutaciones y modificaciones de nuestro ambiente, de nuestras relaciones con los demás. Pero en el caso de la literatura, creo que no necesita para nada, para nada, a la inteligencia artificial.

Yo creo que es bastante empobrecedor que un escritor, por ejemplo, se base en ese fundamento para construir obras que luego hará pasar por suyas o puede que sea su arma, como un papel transitorio y el objetivo es el lector. Bueno, estaría bien, pero para que haya lectores tienen que haber escritores. Lamentablemente, de los escritores no va a salvarse la comunidad porque son los escritores quienes producen la literatura. No van a ser las inteligencias artificiales ni las máquinas ni los programas. Si fuera así esto, pronto también la naturaleza nos quitaría las neuronas y nos dejaría solo aquellas que nos permitieran sobrevivir, ¿no? Por ejemplo, para el diseño de la portada de una obra que va a ir a la edición, es probable que se pueda aplicar algo de la inteligencia artificial. 

En mi libro “Desde el muro”, la portada reproduce una imagen, una imagen en donde se ve una figura que pareciera ser yo y pareciera que no soy yo. Ciertamente, es decir, estrictamente no es la persona, pero también pareciera que fuese la persona. Entonces, si nos vamos a acostumbrar también a aquellas cosas que parecen ser y no son, vamos a ir reproduciendo toda esa cultura que nos ha sometido durante el tiempo a nosotros como sociedad colombina aquí en el continente. 

Aquí estamos en el plano de lo conversacional, pero nuestra música, que vamos a escuchar mucho durante este mes, nuestra música folclórica y todo, tiene cosas que reproducen todo esto: “mira, hay sí, hay no, sí, sí, no, no”, la vida que sí, que no, eso se escucha mucho en las tonadas, en las cuecas y todo, porque hay una indeterminación, hay una vacilación, una oscilación entre lo que es y entre lo que no es, entre lo que se quiere, entre lo posible y lo que es la realidad en donde nos perdemos y lo reproducimos a través del lenguaje. Entonces, esto de cosas que parecen ser, lo que quieren ser, lo que son, en fin, no nos ayudan. Ciertamente, nosotros trabajamos con la fantasía, pero la fantasía es el resultado de todo un juego inteligente. Porque no es llegar y crear fantasía, porque si es una fantasía irresponsable, es que nosotros escribamos nuestros sueños y lo transformemos en literatura, porque no sería un ejercicio noble, digamos. 

– Considerando el proceso creativo de la literatura, y cómo la inteligencia artificial es capaz de simular ciertos procesos creativos, ¿cree usted que los escritores debieran temer a esta herramienta? 

– Mira, en ese sentido, y yo de algún modo ya lo había dicho, ¿no? Sí. La inteligencia artificial nunca va a reemplazar. Es decir, puede hacerlo, sin duda. Puede lograrlo. Pero, ¿qué vamos a hacer? ¿A qué estamos exponiéndonos, si aceptamos aquello? Mira, de un tiempo a un tiempo más actual, la actitud del hombre y de la gente ante el mundo, la vida, la trascendencia, el tiempo y el infinito, era que la causa de vivir para uno era también un motivo de trascender. Después eso se transforma en otra cosa, en ser simplemente testigos de las cosas. Yo he llamado a esto el “fenómeno de la testicidad”, de la muerte del testigo, en donde todos hemos renunciado a nuestras capacidades inteligentes. 

O sea, no quiere decir que los que no hayan ido a la universidad sean tontos.  Entonces, toda la gente tiende a ir negando su propia inteligencia individual y masiva y delegándola, entregándola o reconociéndola en algunos pocos iluminados que pueden existir y que son aquellos que hacen las transformaciones que nos van a sorprender, las cuestiones científicas, los descubrimientos interplanetarios, las edades. Entonces, cuando ocurre eso, la esperanza de la gente se transforma simplemente en la curiosidad de saber lo que va a pasar mañana y no querer morirse antes de ver el resultado de lo que aquellas inteligencias, pequeñas y pocas inteligencias humanas, pudieron hacer. Entonces, eso es también una especie de suicidio colectivo.

Suicidarse es también renunciar a su inteligencia, porque es la inteligencia la que permite la acción, la actividad, la relación de los seres. En fin, tú lo sabes muy bien. Entonces, cuando llegamos a eso, que es un poco el camino que va señalándonos esta emergencia de la inteligencia artificial, el hombre, digamos, en la humanidad, se va quedando arrinconado y empieza a aparecer cada día más objeto de intereses externos a protagonistas de los propios, de los colectivos, de los futuros. 

– ¿Podría comentar un poco sobre su función como presidente de la filial Ñuble de la Sociedad de Escritores de Chile?

– Bueno, mira, desde la posición de presidente de la filial Ñuble de la Sociedad de Escritores de Chile, a nosotros nos asisten algunas obligaciones éticas, ciertamente, que es ser la voz y la acción académico-gremial de los escritores de Chile. Y asimilarnos a lo que fue la fundación, lo que inspiró la fundación en el año 1931 de la Sociedad de Escritores de Chile. Es decir, la difusión y el conocimiento de los escritores de Chile, de los escritores de la lengua, de los escritores del continente, de los escritores del mundo. En realidad, hacer difusión de sus obras, en sí, promover las obras, promover también las libertades de información, las libertades de estilo, las libertades estéticas, éticas y de toda índole. 

Y, digamos, tener también una defensa irrestricta de la respetabilidad del escritor. En este sentido, hay muchas cosas que nos duelen, por ejemplo, ya en la historia, muchos de nuestros escritores han muerto en la pobreza, han muerto alcohólicos, en fin. Y no ha habido nunca una buena atención ¿ya?, no es porque se mueren, algunas veces se les recuerda, o un poco antes de que vayan a morirse se les premia para que entonces el Estado no siga gastando en ellos. 

– ¿Han realizado alguna actividad como colectivo para tratar estos temas?

– En nuestro primer seminario regional para escritores, hicimos un diagnóstico que nos arrojó la necesidad de que el escritor también se cultive, de que también el escritor estudie, se informe, lea, discuta, comparta, conozca para que entonces el resultado de su trabajo sea cada día mejor, porque todo esto es una preparación constante, nunca termina. Entonces, en ese sentido es que nosotros estamos propiciando toda la idea que lleve a la práctica estos eventos como, por ejemplo, lo que ha sido hasta hoy la creación de la Mesa Regional Intersectorial de Lecto-Escritura Creativa que integra la Seremi de Cultura, la sociedades escritores, la Universidad de Concepción, la del Bío Bío, y la Escuela de Cultura Claudio Arrau de acá de Chillán. Entonces, con tema, un temario, un curriculum interesante en donde los escritores, los autores que se inician y los que ya tienen alguna experiencia puedan entonces recoger herramientas de toda naturaleza que tributen a ir conociendo lo que es la literatura más profundamente y practicando la producción literaria de una manera que técnicamente defiendan de la mediocridad que a veces puede asomarse también a entorpecer la vida creativa.

Yo insisto en eso: es bueno que el autor se prepare y que tenga una buena relación con los lectores. Hay muchas cosas que amenazan aquí también y en todas partes. Este vinculo, esta buena relación que hay de existir, hoy por hoy, en los tiempos que vivimos, se nos hace competir entre hermanos, entre pares. Los sistemas de acceso a fondos de cultura pasan inexorablemente por el tema de la competencia y no se debe competir.

Este sentido, ni siquiera los payadores compiten porque en el fondo también están dialogando. Aquí hay una tergiversación cuando surge, por ejemplo, la figura del gestor cultural, pero de ese gestor, que no siendo profesional y no teniendo grandes herramientas, se dedica a una labor por la cual obtiene beneficio. No estoy hablando del gestor cultural que también tenemos, porque hay gente formada para gestionar culturalmente y eso es mucho más respetable. 

– ¿Siente que el papel de los gestores culturales, en general, influye en el quehacer de los escritores?

– Está el gestor éste, que es como el que yo siempre le he llamado en la especie de los “subcontratistas culturales”. Entonces se apropian de una gran cartera de informaciones, datos, direcciones, teléfonos, etc. y ellos generan y manejan una cantidad de cosas que le van a permitir traficar, diría con delicadeza. Es traficar, en el mejor sentido de la palabra, con lo que es patrimonio colectivo y comunitario. Yo no puedo traficar con el nombre de alguien que debo respetar, un escritor, un autor, un artista. Y en el fondo, la gestión cultural tiene una parte que no ha podido todavía desprenderse, esa gestión interesada de los ávidos que van por ahí, viendo cómo ellos pueden obtener beneficios a partir de lo que les ha costado hacer a otros.

No sé si me explico bien. Eso es preocupante también, una falta también de sinceridad, de generosidad, de autenticidad, de las cosas que se hacen. De eso estamos atentos siempre como sociedad de escritores, pero al mismo tiempo generando las maneras de corregir bien y de hacer alternativamente aquello que convenga, no aquello que solamente recoja lo crítico por ser crítico solamente.

Nosotros tenemos esa función dentro de otra y la estamos aquí cumpliendo en Chillán, creo que de una manera muy honrosa con muy buenos resultados. Ha habido por ejemplo 45 inscritos para estos módulos de formación y han llegado a su fin absolutamente validado, 22 personas, lo que es muy interesante. 

Quiero aclarar que el ciclo de módulo del Laboratorio de Letras en Acción, que se llama, ya culminó su trabajo mismo. Ahora queda la ceremonia el 25 de septiembre, donde se entregarán las certificaciones. Esta es una ceremonia bien interesante. Pero eso ha terminado y nos vamos a encausar hacia otros objetivos luego.  

Texto: Bianca Salazar

Fotografía: Fabián Rodríguez

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