La cosecha de la uva es la culminación de un proceso de largo aliento, que en el hemisferio sur se lleva a cabo entre los meses de febrero y abril, cuando la temporada estival da paso a los días cortos y fríos. A este periodo de recolección del fruto maduro de la parra se le denomina ‘vendimia’ y suele ser motivo de celebración en localidades vitivinícolas de todo el mundo, debido a que representa meses y meses de trabajo.
La comuna de Quillón no está ajena a esta celebración, puesto que todo el Valle del Itata goza de un clima que favorece no sólo la producción de frutas, verduras y hortalizas, sino además del mejor vino de la macrozona Ñuble-Biobío. El sitio web Enoturismo Chile describe el valle de la siguiente forma:
«Es una de las zonas vitivinícolas más antiguas de las que se tiene registro en Chile, cuyo paisaje sinuoso con hermosas colinas que permiten tener vistas panorámicas únicas del valle y la mezcla de auténtica rusticidad es lo que hoy atrae a visitantes e interesados en la revalorización de los vinos naturales y atrevidos (…).Hasta hace poco la mayoría de sus uvas se destinaron a vinos simples para consumo local. Sin embargo, en los últimos años, los viñateros curiosos por las viñas viejas de Cinsault, País y Moscatel, plantados en cabeza y sin irrigación artificial, han vinificado combinando técnicas de enología moderna con tradicionales mecanismos de guarda como las tinajas de greda«.
Este año, la comuna palustre celebró en grande el fin de la temporada con una actividad que no dejó a ningún visitante ajeno; desde las 10:00 am se programó la apertura oficial del evento, con stands de artesanía, vinos, comida y música acorde a la actividad.
Apostados alrededor de la plaza cívica, artesanos y artistas plásticos expusieron piezas de artesanía de una detallada manufactura que llamaron la atención de residentes y turistas, sin embargo, el plato principal de la actividad eran los vinos; una fila de stands de productores vitivinícolas de la zona se instaló con botellas y vasitos para que los visitantes pudiesen degustar la gran cantidad de vinos, espumantes y licores que se producen en la zona, además de aprovechar para comercializar sus productos. Dicho sea de paso, a precios realmente accesibles, pudiendo adquirir una botella de espumante, vino o licor desde $2.500 pesos.
Ubicado frente a los stands de productores de uva y vino, un stand llamaba la atención por sobre el resto. Invitado por la Ilustre Municipalidad de Quillón para llevar a cabo un taller cata y maridaje de vinos, el Sommelier profesional y director del Instituto Nacional del Cóctel, Marco Inostroza Urrutia, interactuó amablemente con varios visitantes atraídos por una mesa dispuesta con copas, vinos, jamón, quesos y salame, mientras explicó conceptos relacionados a la vendimia, al vino y al maridaje.
La actividad práctica permitía además a los participantes degustar vinos y espumantes producidos en la zona y disponibles para su compra en los stands ubicados frente al del taller.
Para complementar el evento, además se dispuso de salidas en carritos panorámicos para recorrer viñas, la exposición de un concurso de fotografía titulado «Quillón, la vendimia, su gente y sus vinos», presentación de conjuntos folclóricos, ballet y bandas de rancheras y pachangas bailables para el cierre, en una actividad que se extendió hasta las 00:00hrs. Además se llevó a cabo la elección de la Reina de la Fiesta de la Vendimia, que se dividió en la presentación de las candidatas en traje típico, una ronda de preguntas de cultura general y, finalmente, la coronación.
Sin dudas, habrán dejado la vara la alta para la Fiesta de la Vendimia del próximo año.
Texto y Fotografía: Fabián Rodríguez
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