El miércoles 06 de Octubre llegó el último libro de Haruki Murakami, “Primera persona del singular” y al día siguiente se daría a conocer el Premio Nobel de Literatura. Obviamente, era como un sueño tener su último libro justo antes de su proclamación de ganador del premio, ¿se imaginan? Sería como un regalo.
Lo empecé a leer ese mismo día en el bus de vuelta a casa. Son ocho relatos, en el viaje me leí dos.
Por costumbre, cuando leo un libro de cuentos siempre elijo leer primero el que lleva el nombre del título del libro porque supongo que el autor lo eligió porque lo encuentra el mejor. En este caso, es el último cuento.
Bueno, ya se sabe que mi autor favorito para el Nobel no ganó otra vez. Que mal, quizá por qué razón cada vez que es postulado nunca ha ganado. Que no sea tan bueno como el que ganó esta vez, no podría tampoco decirlo ya que nunca he leído al ganador de este año. Para mí, Murakami es un narrador espectacular, entretenidísimo, divertido, muy autoreferente en sus historias, lo que hace dudar de si es invención o si realmente las vivió. Además de que sus libros se venden mucho, es muy conocido entre los clientes de la librería, lo que lo hace cercano, como cuando ganó el Nobel García Márquez o Vargas Llosa, uno los nombra casi todos los días, lo que los hace parte de “la casa” y se produce una tremenda alegría el escuchar que son ganadores.
En este libro, que como les dije son relatos relativamente cortos, se produce la magia de entrar en su mundo y sentir las sensaciones y emociones que el protagonista vive.
El relato del jazz con Charlie Parker, buenísimo. Tan natural y cercano que, quizás, podría haber sido el título del libro: “Charlie Parker plays Bossa Nova”, si es que estamos de acuerdo en que el mejor relato es el que se merece llevar el nombre del libro.
Ahora bien, a medida que se va avanzando en los relatos, hay algunos que dependiendo de los intereses de cada uno gustan más que otros, pero esa es la gracia de los relatos: se termina uno y después se emprende con otro y ese otro es tan entretenido que deja atrás al anterior en una nebulosa. Se está en el presente con el cuento que se lee y ya los otros quedan atrás.
Como les decía cuando empiezo un libro de cuentos, el primero en leer es el que lleva el nombre del título del libro, ya les dije la razón, pero después sigo en orden y los leo sin saltarme ninguno.
El último que leí fue el cuento “Confesiones de un mono de Shinagawa”. Buenísimo, magistral. Es realmente muy raro que lo postulen al Nobel año tras año y que no lo obtenga, cuando con un cuento como este ya se lo merece. Y Murakami escribe y escribe sin parar.
A los que nunca han leído al autor, les recomiendo empezar por éste, que siendo el último obviamente genera una expectativa de que es muy superior a los anteriores, y también porque es más fácil leer un libro de cuentos que leer una novela completa. Es sensacional su manera de relatar y de explicar con lujo de detalles las diferentes escenas a las que se enfrenta cada uno de los protagonistas.
Ahora que ya han pasado algunas semanas de terminar el libro, de todos los cuentos el que más recuerdo es el del mono de Shinagawa, realmente muy bueno y el final es mejor aún.
Se los recomiendo. Pueden empezar por éste y después seguir con sus otras obras.
Y vamos con Murakami para el 2022.
Texto: Paulina Jiménez Vega
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