Carolina Rojas es una figura conocida en términos de investigación, cuando se trata de humedales cercanos a áreas urbanas. Su nombre se ha impreso en un gran número de investigaciones que han llevado su labor más allá de las fronteras de su país natal, Chile, pero es reconocida principalmente por su persistencia en la defensa de áreas en riesgo debido a la expansión inmobiliaria como pasa en el Área Metropolitana de Concepción y sus alrededores. Es por ello que decidimos hacer esta entrevista, para conocer sus motivaciones y su visión respecto a temas de interés cívico.
La presente interlocución se registró en la ciudad de Quillón, a través de una videollamada, a la sombra de un gran árbol y cerca del atardecer. El sol imprime un resplandor dorado que refulge en las arboledas de Juan Paulino Flores, casi llegando a Gabriela Mistral. Para empezar, le pido a nuestra entrevistada que se presente.
– Soy Carolina Rojas, Geógrafa, investigadora del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS-UdeC), profesora del Instituto de Estudios Urbanos de la UC, y llevo al menos desde 2008 estudiando los humedales urbanos y, en particular, los de Concepción.
– ¿Qué te lleva a estudiar los humedales y hacerlo tema de investigación?
– Cerca del 2006, cuando estudiaba en España, comenzaba a armar mi tesis doctoral. Y quería estudiar el desarrollo urbano en zonas costeras y proponer indicadores de sustentabilidad. Ese era mi interés en ese tiempo; diseñar indicadores de sustentabilidad urbana en zonas costeras, y bueno, al final esa fue mi tesis de magister y cuando ya entro al doctorado, pienso que los indicadores se quedan chicos para hacer una valoración completa de la sustentabilidad, entonces, propuse hacer una valoración territorial de la sustentabilidad desde distintas dimensiones; desde la estructura urbana, desde el mediambiente, desde las funciones urbanas y desde la planificación territorial.
– Te sigo.
– Estaba en eso cuando me invitaron desde el municipio a conocer los humedales de Salburua, al este de Vitoria (conocido como la joya del Anillo Verde de Vitoria-Gasteiz). Ahí me junté con los planificadores del municipio, recorrí el humedal; paseé en bicicleta, vimos la flora, la fauna, los miradores. La particularidad de este humedal es que es un área restaurada; o sea, era un área absolutamente degradada y contaminada, totalmente abandonada, pero decidieron en el municipio ponerle foco a la infraestructura verde, a la ciudad verde, entonces resolvieron desarrollar un anillo verde y un plan verde de la ciudad, que se concretó con el humedal de Salburua en 2006, inaugurando al menos las primeras etapas. Hacer ese recorrido cambió totalmente mi percepción del territorio.
– ¿Qué fue lo que te hizo ‘click’?
– Me impactó lo bien que lo hicieron, lo perseverantes que fueron, porque ellos partieron como en los ’90, planificando desde el municipio, con todo en contra, hasta que logran cambiar el switch y obtienen los fondos para restaurar humedales. Así crearon este anillo que los llevó a ser la capital verde europea y transformarse en una ciudad ícono en el tema de anillos verdes y recuperación de humedales.
– ¿Esta ciudad tenía algún símil con Concepción?
– Sí, mucho.
– ¿Cuáles fueron los puntos que te permitieron decir ‘sí, creo que esto es posible en Concepción’?
– Yo soy de la Región del Maule y había visto humedales costeros, crecí entre lagunas costeras, todo eso. Pero cuando comencé a hacer mi investigación doctoral, quise hacerlo en un área metropolitana. Y me pareció que la más adecuada era Concepción porque había una cercanía territorial y había poca investigación además. Entonces, cuando venía a Chile, comencé a venir a Conce. Ahí tuve contacto con la Universidad de Concepción y ofrecí un poco mis conocimientos con la posibilidad de ir a terreno y que me pasaran datos en la universidad, cosa que fue así. Entonces cuando estuve nuevamente en España tuve harta información de Concepción, ya la había recorrido, y el paisaje es muy similar. País Vasco y Cantabria son lugares muy similares como al Biobío y el Maule, en temas de clima y de paisaje. Entonces esos lugares en España me eran los más familiares a mis tierras, y cuando veo esto, sumado al bagaje que ya llevaba, de todo un verano que estuve levantando datos, me vino como una epifanía y dije: “no, esto hay que hacerlo allá”. Y pensé que si volvía a Chile –porque en realidad era chica aún y no sabía si volvería-, y le quiero dar un sentido a mi investigación, este va a ser. Lo mismo, pero en Chile.
– Se volvió una posibilidad real.
– Cuando termino mi tesis doctoral ya era evidente que, al haber estudiado la evolución del paisaje de Concepción, la estructura urbana, el crecimiento urbano y todo eso, en toda mi modelación obtuve como resultado que entre el 2000 y 2010 Concepción había perdido más de 500 ha de humedales. O sea que, en el fondo, era una ciudad creciendo sobre espacios de agua. Y yo estaba viendo el opuesto en España. Además, como esta ciudad contagió a otras, venía todo un proceso de restauración ecológica y de recuperación del ‘verde’ urbano que era súper novedoso, mientras acá estaban en plenos rellenos y boom de urbanización.
– Entonces vuelvo a Chile en 2009 y publico este mapa de evaluación ambiental y de sustentabilidad, donde obviamente el resultado era que Concepción no era sustentable, que estaba creciendo sobre espacios de agua, que estaba creciendo sobre rellenos… y llegó el terremoto de 2010. Al menos yo sentí que los mapas que había hecho, la investigación, si bien no predicen terremotos, sí alertan sobre algunas de las consecuencias del desastre. Las zonas que yo mapeé como inadecuadas para urbanizar fueron justo las zonas en que las viviendas sufrieron subducción, que se hundieron porque crecieron sobre sedimentos del río, sobre humedales, entonces después del terremoto era como evidente que había que seguir con esto. Aparte que era un nicho que no estaba cubierto, porque en Conce hay harta tradición de investigación ambiental, hartos indicadores, harta investigación en términos ambientales, pero en ‘ciudad’ no había. Entonces, era un espacio abierto para trabajar ecosistemas urbanos. Y ahí me la jugué por trabajar en los humedales, postulé un Fondecyt de iniciación y ahí seguí. Ahora… Esto viene a tener frutos recién en 2017. Imagínate. Partí aproximadamente en 2006 y diez años después esto llega a la política pública y a los medios.
– Hay un punto sobre el que me gustaría detenerme, respecto a la ciudad Española, Vitoria. Mencionaste que dentro de las grandes similitudes con Concepción se encontraba el propio territorio, el clima de la zona. ¿Qué hay de la institucionalidad? ¿La academia y la vinculación con el municipio? ¿El papel del Estado propiamente tal en estas políticas de restauración? ¿Hay similitudes con la capital del Biobío también en esos aspectos?
– La diferencia es que allá los municipios son mucho más sólidos en términos de hacer los estudios. No los licitan como acá. El error que creo que se comete aquí en Chile –imagino que en un sistema que está implementado así porque no hay recursos ni tiempo- es que deciden hacer un estudio y llaman a una consultora. Y esa consultora puede ser buena o no. Depende de muchas cosas, puede ser como una lotería; quizá te toque una consultora involucrada con el territorio, quizá no. En cambio, en España, la planificación y los proyectos nacen de los mismos equipos municipales, y la verdad que estos equipos, en este caso el Laboratorio de Planificación Ambiental, son súper sólidos, personas con doctorado, súper bien formadas. Estas ciudades comenzaron a planificar su movilidad; en 2008 fue el boom de planes de movilidad, infraestructura verde, planes de energía renovable, pero todo siempre muy desde lo local. Siempre los equipos armando sus proyectos, haciendo la planificación. Aquí se externaliza mucho.
– Hay una diferencia fundamental en la administración de recursos y en el enfoque territorial de cada proyecto…
– Claro, que se sepa dar la importancia que se merece a la planificación del territorio.
– Muchas veces pasa que se cumple con las licitaciones lo más rápido posible para poder decir que se hicieron.
– Como dije antes, es una lotería. Puede haber cosas muy buenas, y otras que en el fondo son del tipo ‘hacemos esto y nos vamos’. También me ha tocado estar del otro lado, haciendo consultorías, y en mi caso yo las elijo con pinzas, y por suerte en lugares donde existe harto compromiso. Pero me gustaría que los equipos a cargo de estos proyectos fueran más reforzados, para que no sigan al pie de la letra también todo lo que dice una consultora sin aplicar un juicio profesional y crítico en el tema. Partir conociendo el modelo de Vitoria-Gasteiz, que es espectacular. También está el modelo de Sevilla y en Latinoamérica también es un buen ejemplo que lo que sucede en Curitiba (Brasil), que también tiene un centro de planificación que es del municipio, donde hacen planificación del transporte, uso de suelos, infraestructura verde, etc. Realmente son como centros de estudios dentro de los municipios, como si el CEDEUS fuese parte de él.
– ¿Sientes que estamos en pie de llegar a esto, como país, como ciudad, como región?
– La verdad es que siento que falta harto todavía. Vamos avanzando sí. Esto de la Ley de Humedales Urbanos ha sido un tremendo avance. Varios municipios se han puesto la camiseta y han enviado su expediente, a pesar de los problemas de presupuesto, de equipos. Se las han jugado, han hecho sus levantamientos de información, y espero que esto siga creciendo porque así como pasa con los humedales urbanos que tienen que hacer planes de gestión luego que los declaren urbanos, va a seguir pasando y se van a seguir contagiando también con proyectos de infraestructura verde. También ha pasado esto de los municipios que han ganado premios, como el parque Humedal Los Batros, o el Parque Humedal Boca Maule que quizá también gane un premio en el futuro… Todas estas cosas van contagiando. Esto va a lograr que cada vez los equipos se vayan empoderando más con el desarrollo local. A mi juicio, avanzando de forma optimista. Obviamente, siempre hay críticas y municipios más avanzados que otros. Pero se avanza y es bueno también ver involucrados a los centros de investigación y las universidades.
– Genial. Ahora me gustaría preguntarte por el presente y el futuro; ¿en qué estás hoy? ¿Qué planes tienes para el futuro en tus proyectos?
– Estoy intentando abrir nuevas líneas de investigación. Creo que llegué a un punto de consolidación con el tema de los humedales urbanos. Siento que con la Ley de Humedales Urbanos llegué a un punto cúlmine. Siento que hay que cosechar un poco ese trabajo, pero también creo que es importante abrir nuevas líneas de investigación para ir avanzando. Porque hoy ya hay hartas personas haciendo sus propias investigaciones en el tema, entonces ya se sembró el bichito para contagiar, gente que se interesó por una u otra investigación. Así es como crece esto. Entonces yo ahora quiero encontrar problemas –más que soluciones- de futuro. Ahí está todo lo que es “carbononeutralidad». Es decir, ya no basta con que las ciudades tengan infraestructura verde, sino que tienen que ser de carbono neutral, es decir, cero emisiones. Me interesa mucho estudiar la forma de las ciudades, las densidades, los modos de transporte, los cambios en las emisiones de gases de efecto invernadero, que en el fondo sí podemos planificar ciudades que apunten a la carbononeutralidad. Y bueno, ya hice un proyecto de investigación que se llama ‘Huella Covid’, que es el cómo el Covid ha impactado en las emisiones de Co2 en transporte, energía y calefacción, y esto ya nos dio luces de cuáles son los factores que están siendo determinantes en las emisiones de algunas ciudades del sur de Chile, tales como la materialidad de la vivienda, el tipo de combustible, y a veces muchas cosas tienen que ver más con planificación de los barrios, de la forma de los barrios, que perfectamente se pueden abordar desde el desarrollo local, o también, desde cambios normativos, como es el caso de la aislación térmica o el cambio de fuentes de energía en las viviendas. Todo eso también se puede fomentar con cambios normativos. Entonces me interesa también ir generando propuestas de políticas públicas en estas dimensiones; alimentación, por un lado, transporte y energía, calefacción, formas urbanas. Esa relación me gusta harto: cómo la forma urbana puede incidir en las emisiones de Co2. En eso estoy ahora, pero los humedales siempre están presentes.
– Esto igual va de la mano con la corriente global que apunta hacia prestar atención al cambio climático, pasando la página de otros problemas de interés mundial.
– Es que el problema es de interés mundial.
– Sí, pero me refiero que los medios pudieron prestar atención antes, cuando quizá aún era reversible, pero le prestan atención ahora que es un tema ‘que vende’. ¿Cuál es tu posición académica en ese sentido?
– Bueno, el documental de «Al Gore» fue como hace 20 años. Yo lo vi en mi adolescencia y me impactó. Tal vez todo esto debió comenzar entonces. Estamos atrasados 20 años. Ahora el tema ya está instalado, es una realidad. Estamos sufriendo consecuencias del cambio climático; ya tenemos ciudades que les está afectando el nivel del mar, ya hay muchas ciudades que se están planificando para enfrentar inundaciones o sequías, y la verdad es que en Chile estamos súper atrasados, entonces me parece bien que los medios presten atención y se interesen, porque son una forma de tomar consciencia, educar. Incluso, a quienes toman decisiones, para que se den cuenta que es algo real. Ahí la ciencia tiene un rol importante. Yo creo que en Chile se marcó un antes y un después de la COP-25, fue algo que ayudó mucho a fortalecer la relación entre la ciencia y el gobierno, las políticas públicas. Solo espero que esto siga creciendo, porque siempre hay riesgos. Basta con que un gobernante no crea en el cambio climático para retroceder más de 20 años. Lo que hemos logrado en estos dos últimos años se puede perder fácilmente.
– ¿Te aventurarías a un puesto directivo o político en el que pudieras tomar decisiones respecto a estos temas? ¿Si te ofrecieran, por ejemplo, el puesto de ministra de Medioambiente?
– Difícil la pregunta, porque desde la ciencia uno tiene una posición más neutral, porque tienes una visión más clara, motivada por una evidencia científica más objetiva, pero en la toma de decisiones entran otros tintes más subjetivos. Sería como “protejo un humedal o destino estos recursos a que estas personas tengan casa”. Entonces, entras en un dilema, en decisiones que son complejas. Ahora, si las decisiones son solo para temas ambientales… Habría que pensarlo bien. Porque Chile es un país súper difícil. Depende quién te lo pide, cuánto respaldo vas a tener, qué confianza tienes en las personas que te ponen en una determinada posición. Tiene que haber una construcción de confianza.
– ¿Hay algo más que desees agregar?
– Sí, que es más difícil hacer ciencia vinculada con el medio que ciencia porque sí, para generar conocimiento. Tiene un costo personal alto hacer ciencia con vinculación con el medio, pero también tiene muchas satisfacciones. El cambio que se puede lograr, aunque sea pequeño, es tu contribución al mundo. Sobre todo en esto; un desarrollo más armónico, a favor del medioambiente.
Texto y fotografía: Fabián Rodríguez
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